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Se escribe "Escola", no "Ejcola"

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Por: Tania Lizarazo Barreto

César Enrique Escola Becerra es un hombre argentino de 62 años, reconocido por ser un gran músico, compositor y presentador de televisión nacionalizado en Colombia. En su país natal contaba únicamente con su apellido paterno por tradición, pero al nacionalizarse en Colombia, decidió adoptar también su apellido materno, porque, tal como él dice, "le parece justo y así debe ser".

 

¿Hace cuánto migró a Colombia? ¿Por qué?

En 1988, David Stivel y María Cecilia Botero vieron una comedia musical en Buenos Aires llamada "Sugar". Hasta ese momento, en Colombia nunca se había hecho una comedia musical, y sobre todo de ese tamaño. Ellos se arriesgaron a hacer una aquí y decidieron traer al equipo que había conformado la comedia en Buenos Aires. Yo había sido asistente, pianista de ensayo, y al mismo tiempo asistente de dirección musical en otro musical. Llegamos, y yo vine por un mes y medio, que eran las seis semanas de ensayo, y me devolvía. Pero cuando uno tiene 27 años, no tiene compromisos afectivos de pareja, se lleva bien con sus padres y no hay una dependencia familiar fuerte, todo es más fácil. Salió la oportunidad de quedarme y yo veía una posibilidad porque este es un campo laboral maravilloso para seguir desarrollando lo que yo sabía hacer, que es comedia musical. Entonces me dijeron, "¿Quieres quedarte a trabajar con nosotros?" Y yo no lo dudé en ningún momento. Luego llamé por teléfono a mi mamá y le dije, “Mamá, me voy a quedar un tiempo en Colombia” y, bueno, son 34 años ya.

César Escola. Foto: Instagram @cesarescola

"Yo vine por un mes y medio... Y, bueno, son 34 años ya"

¿Por qué Colombia? ¿Hubo más opciones?

No. Muchos de los actores, músicos o artistas que trabajan en Colombia tienen como base Miami o México, o van y vuelven. Yo nunca me fui de Bogotá, yo he vivido en Chapinero, salvo el primer mes y medio que viví en el hotel Cosmos. Pero cuando me quitaron el rango de extranjero, empecé a vivir en Chapinero y nunca me he ido.

 

¿Cómo adquirió la nacionalidad?

Muchos artistas a veces reciben la nacionalidad porque son amigos del presidente de turno; por ejemplo, Miguel Bosé. Yo me puse a hacer todos los trámites, hice el examen en la gobernación de Cundinamarca de historia, del himno, examen de español, imagínate.

En Argentina, el voto es obligatorio. Al ser obligatorio, uno siente que el voto es un tesoro que le ha dado la democracia. Da orgullo ir a votar; es una fiesta para uno.

Yo llevaba muchos años aquí, y cuando descubres que este es tu lugar, que no es de paso, que te amarra, que hay un ancla, quieres al país y te sientes del país; sentía que tenía que devolverle algo.

Si una tierra te acoge con cariño, con trabajo, con amigos y te sientes feliz, lo mínimo que tienes que devolverle es hacerte hijo de esa tierra también.

Entonces, hice todos los trámites, me demoré como año y medio buscando todos los papeles porque son muchos requisitos; tenía que demostrar que no era prófugo, ni de la justicia ni del ejército.

Lo hice, y desde entonces soy un colombiano muy orgulloso. Me tomó el juramento el expresidente Uribe dentro del Palacio de Nariño.

 

¿Qué ideas traía preconcebidas de Colombia? ¿Se derrumbaron o se mantuvieron?

Unos años antes de llegar a Colombia, vi una película que se llama "Tras la esmeralda perdida", donde Colombia era representada como una ranchería. Entonces, yo me imaginé que al llegar al aeropuerto El Dorado iban a estar los pollos, las gallinas y los cerditos pasando por la sala de espera, y la chiva en la puerta. Además, en esa película se suben a una chiva en el aeropuerto y a los tres minutos están en la selva.

Entonces, yo llegué y dije, nada que ver: esto está divino. Y eso que el aeropuerto en esa época no era igual que ahora. Llegué a un hotel súper moderno y ese mismo día me pusieron a trabajar.

Fue inmediatamente después de llegar que me di cuenta de que Colombia era diez mil veces distinta a lo que mostraba la película.

 

¿Qué cosas extraña de Argentina?

Cada vez extraño menos. Antes, Colombia no tenía importaciones como las de hoy en día. Hoy vas a un supermercado y encuentras productos de todo el mundo; hace 34 años no era así, entonces uno extrañaba más las cosas.

Ahora, uno va por Chapinero y hay un montón de panaderías y de pastelería argentina. Entonces, sí extrañaba, pero a medida que te vas acostumbrando y vas absorbiendo toda la cultura, que no es solo la música, ni la forma de ser de la gente; sino también las comidas, uno ya deja de extrañar las cosas de Argentina.

 

¿Visita frecuentemente su país natal?

Ahora sí, después de la pandemia, retomé.

Antes de la pandemia, fallecieron mis padres. Entonces, hubo unos años en los que no iba. Sobre todo, creo que era porque enfrentarse al dolor y al duelo de su ausencia es duro; entonces uno lo evita. Pero ahora sí estoy yendo bastante. Tengo familia y muchos amigos, así que depende de mi trabajo; hay veces que no se da, pero voy a menudo.

 

¿Qué lo ata a Colombia?

Mi carrera está aquí, mi casa está aquí, y mi hijo está aquí. Ya he pasado más de la mitad de mi vida en Colombia, así que este es mi lugar. Por ejemplo, mucha gente me pregunta: "¿Te ves retirado en Buenos Aires?" No, me veo retirado en Chapinero, en mi casa. Iré a Buenos Aires como siempre, de paseo.

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César Escola. Foto: Instagram @cesarescola

"Me veo retirado en Chapinero, en mi casa"

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César Escola. Foto: Caracol Televisión

¿Qué lo enamora de Colombia?

Me enamoró mucho la gente. Me encantaron las montañas, sobre todo en Bogotá. El hecho de estar en esta ciudad y ver por las ventanas unas montañas divinas, o ir en carro 20 minutos y estar en La Calera, en sitios con valles, arroyos y verde, eso me fascina. Me fascinó también la forma de ser de los colombianos; siempre me sentí muy a gusto, nunca me sentí mal en ningún momento. En ningún momento tuve el mínimo deseo de irme a ningún lado. Es una cosa muy loca. Lo que sí creo es que todo tiene una razón de ser. Si tenía que venir a Colombia, era porque tenía que vivir aquí.

 

¿Qué lo desenamora de Colombia?

Yo trato de resaltar siempre lo bueno en todo, entonces nada me desenamora.

Hay que buscar lo bueno de todo. O sea, la maldad siempre está, el lado oscuro siempre está ahí, pero tú tienes que aplaudir lo bueno, aplaudir la luz.

El proceso de violencia lo he sufrido, pero no me desenamoró de Colombia, al contrario, a uno le da más fuerza de decir, pues, a ver, saquemos esto adelante que puede ser un país maravilloso. Y creo que vamos bien, en buen camino.

 

¿Cuál es su perspectiva frente a la evolución que ha tenido Colombia desde su migración?

Impresionante. Hablo como músico, y las producciones de televisión son maravillosas.

Yo hice la música de “Betty, la fea” y esta ha recorrido todo el mundo.

Tú pones Netflix o pones cualquier plataforma y siempre vas a encontrar mucho contenido colombiano, cosa que, por ejemplo, en los años ochenta, noventa, cuando yo llegué, nos ganaban las novelas venezolanas o las mexicanas. Hoy en día tú no ves contenido venezolano en Netflix y ves que el nivel que tienen nuestras producciones, entonces eso te pone a prueba todo el tiempo.

En este momento yo estoy trabajando con mis socios en la música de una nueva serie para Netflix y la exigencia cada vez es mucho más alta.

¿Ha tenido que tocar puertas o se le han abierto por sí solas?

Yo me considero un hombre afortunado con eso, y la música siempre me busca. Es increíble. Hace mes y medio terminamos de grabar "Yo Me Llamo", iba a empezar en "La Voz Kids" y yo dije: "No, me voy a tomar un descanso porque llevo ocho años uno detrás del otro". El descanso duró sábado y domingo. El lunes, me llamaron para hacer la música de una serie. Siempre es la música diciéndome: "No, venga para acá, venga para acá que sábado y domingo es mucho".

 

¿Qué opina de la migración de venezolanos a Colombia?

Emigrar, cambiar de lugar por necesidad, es muy duro. Fíjate que es más duro, creo, para los venezolanos en este momento, porque no solamente vienen a buscar un futuro económico, sino un futuro de libertad también. O sea, ellos están en desacuerdo, no viven bien y no están felices en su tierra, entonces buscan. Yo lo he visto y no lo puedo creer.

Estaba en Bucaramanga y uno los ve caminando por la carretera con los niños en brazos. Entonces, una cosa es que tú subas a un bus o a un avión y, bueno, voy a probar suerte en Europa, y chévere, qué divino, y todo esto, mínimamente con un ahorro. Lo de ellos es venir de cero, buscando un futuro, escapando de lo que era tu tierra. Eso me parece durísimo. Obviamente no todos los casos son así, hay venezolanos que han venido a Colombia, pero porque ya tienen un trabajo, pero para ellos ha sido muy duro y me parece muy doloroso, no son felices.
 

Si pudiera devolver el tiempo, ¿tomaría la decisión de venir a Colombia?

Sin duda. No me arrepiento de nada, para nada. O sea, lo vuelvo a hacer, lo vuelvo a hacer, una felicidad total.

 

¿Qué opina sobre el contexto actual de Argentina?

Ay, es muy difícil, pobre gente. Es complicado porque Argentina es un país muy rico, al igual que Colombia, y la gente merece un mejor presente.

De verdad, uno no entiende cómo sobreviven. Tengo amigos en Argentina y no se puede entender que la inflación de este mes haya sido del 142% anual.

Entonces, la juventud, por ejemplo, no tiene sueños porque no los puede realizar.

Y tantos años de lo mismo llevan a que las nuevas generaciones ya ni se preocupen por pensar en tener un futuro individual, una vida propia. Ya vemos que todos viven con sus papás y todo lo demás. Por ejemplo, mis sobrinos tienen veintisiete y veintiocho años, y viven con mi hermano; yo a los 21 ya vivía solo.

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¿Votaría por Milei o por Massa?

A mí me gusta Milei, porque el otro que es el ministro de economía tiene al país con el 142% de inflación. Entonces no creo que vaya a solucionarlo, ¿Por qué no lo habrá hecho antes?

 

¿Tuvo algún choque cultural al llegar a Colombia?

¡Claro! Un amigo mío tomando chocolate con queso salado adentro, casi me muero.

Al día de hoy no me acostumbro, no hay manera. Y no me gusta el cilantro.

Respecto al lenguaje, la palabra “coger” en Argentina tiene otra connotación.

También tuve que aprender a pronunciar mi apellido porque en Argentina la “s” intermedia se aspira. Entonces, yo vi que alguien escribía "Ejcola”, así que tuve que aprender a hablar.

 

¿Cuál es su grosería favorita?

Es muy loco porque llevo tantos años acá, pero cuando uno va a madrear, le sale la raíz.

Hoy me sale el madrazo argentino.

 

¿Le gusta más la gastronomía argentina o colombiana?

La gastronomía argentina obviamente está relacionada con los recuerdos y las memorias de infancia, porque te acuerdas de lo que ha cocinado tu mamá y esas cosas, ¿No es cierto? He aprendido a disfrutar mucho la comida colombiana, o sea, ya la tengo totalmente incorporada. Hay cosas que no me gustan como el sancocho, y menos de pescado.

Mi plato favorito de Colombia es la arepa de huevo y el ajiaco. Y en Argentina, hay una cosa que se llama el ogro, es una sopa con muchos granos y con cerdo; pero solo se come en fechas conmemorativas como el día de la independencia.

 

¿Y respecto a la música?

Ambos países tienen una variedad de música muy amplia. La música colombiana tiene muchísimos géneros. Hablando a nivel musical, son muy ricos, tienen mucha personalidad. No es que los de Argentina no tengan personalidad, si la tienen, pero hay más variedad en la música colombiana.

Yo le he podido sacar el gusto a la música llanera, es muy complicada y el vallenato romántico me parece hermoso, muy lindo.

 

¿Qué canción lo hace pensar en Colombia?

Colombia tierra querida, definitivamente.

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¿Qué canción lo hace pensar en Argentina?

Mi Buenos Aires querido.

 

¿Cómo fue el proceso de adopción de un hijo en Colombia?

Bueno, fueron catorce meses en los cuales uno va teniendo cada tres o cuatro meses un seguimiento.

El proceso, más que para demostrarle a los demás que eres hábil para adoptar, es para uno; para darse cuenta de que la adopción no es un chiste, es algo muy serio, es para toda la vida, y tú tienes que estar muy seguro de la decisión que vas a tomar.

Entonces, para mí fueron maravillosos esos catorce meses, porque en esos catorce meses tú también aprendes a recibir al ser que la vida te mande. Uno dice “Ay, cuando sea padre, yo quiero tener un niño rubio de ojos azules o castaño, con labios gruesos, ojos bonitos y mucha ceja".

El proceso de adopción te prepara para recibir a la persona que tiene que estar al lado tuyo con sus defectos, con sus manchitas, con la edad que sea, porque uno se prepara para adoptar y puede ser desde un mes hasta diecisiete años.

Yo tuve la gran suerte de recibir a mi hijo de un año, entonces pude vivir un montón de cosas como cambiar pañales, dar biberón, pero igualmente estaba preparado por si me entregaban a un niño o una niña de trece años afrontando la crianza a la edad que sea.

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César Escola junto a su hijo Martín. Foto: Instagram @cesarescola

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