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caminando colombia, un viaje por mi interior

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Por: Carlos Jimenez Amaya.

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El ser humano vive en constante cambio. Desde que nace, la mayoría tiene el objetivo de buscar el sentido de la vida, aquello que hace que una vida sea vivida; y si no es así, siempre busca la forma de incomodarse y salir de su zona de confort. Cada vez que alguien se moviliza, deja toda experiencia y rutina anterior para estar inmerso en nuevas experiencias. “De eso se trata la vida, de una travesía desenfrenada que nos hace sentir vivos”, así sí es como lo describe Christian Leandro Carmona Muñoz, de 33 años, un viajero de Pereira que, en el momento de esta entrevista, se encuentra en el Cocuy. Es una persona que se movilizó para forzarse a vivir.” Y es que cada colombiano nace en una variedad de paisajes; sin embargo, aquel que se resiste a moverse y no conocer el territorio colombiano comete un atentado a la vida y a vivir nuevas experiencias.” 

¿Cómo era su vida antes de hacer el viaje? 

Yo vivía en Pereira y ejercía la profesión de técnico de sonido. También me desenvolvía como fotógrafo, videógrafo y en general en la producción audiovisual. Siempre me han gustado mucho las artes audiovisuales, pero como profesión sí estuve más enfocado en el audio. 

Comencé trabajando como técnico de sonido en una empresa que realizaba eventos en vivo, como conciertos, obras de teatro y eventos empresariales. Tiempo después, estuve trabajando un año en una discoteca en Pereira llamada "La Obra Show Bar", donde solamente me dedicaba a la consola de sonido. 

Luego, comenzó la pandemia y desde ese momento seguí con mi profesión, pero ya como independiente, realizando trabajos de foli (captar audios de la naturaleza). Además, comencé a complementarlo con videos para YouTube en un canal que se llamaba "Track Record", produciendo paisajes sonoros sobre algunas ciudades o pueblos de Colombia. 

sigue el viaje de christian carmona, el hombre que está recorriendo colombia a pie

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"¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Cuál es el sentido de mi vida?"

Usted comentaba que ya tenía un trabajo estable ¿Cuál fue la razón de dejarlo todo para hacer este viaje?  

El punto de inflexión fue la pandemia; creo que a muchos nos movió y a mí fue uno de ellos. A partir de todo este tiempo que estuvimos parados en medio de esta pandemia, pues se movieron muchas cosas dentro de mí y me llegó una pregunta muy trascendental, ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Cuál es el sentido de mi vida?

Empecé a leer sobre filosofía y a devorar libros como nunca lo había hecho. A partir de ahí, la forma en que comencé a ver la vida y mi existencia cambió por completo. Entre muchos movimientos que surgieron dentro de mí y entre muchas insatisfacciones, llegué a la conclusión de que tenía que darle sentido a la vida para poder vivirla de una manera bonita. 

En esta sociedad en la que estamos viviendo, llega un punto que se vuelve insufrible porque es un caos por donde se le mire. Sin embargo, creo que todos tenemos el poder dentro de nosotros de elegir esa vida que queremos vivir. Así estemos en medio del infierno, en plena guerra o en el peor país, en uno de los países más corruptos y peligrosos del mundo. Creo que aun así, tenemos el poder de vivir una vida bonita y que valga la pena. Entonces, me di a la tarea. 

¿Cuáles fueron los libros que leyó y que le plantearon una nueva perspectiva sobre la vida? 

Bueno, como mal lector que fui toda mi vida, no sabía nada de filosofía. La verdad es que tenía un recuerdo muy desagradable de la filosofía en mi niñez porque parece que esa es la cuestión; parece que nos quieren espantar con la filosofía de niños y resulta que la filosofía termina siendo un tema vital en el desarrollo personal de cada uno de nosotros. 

Un día vi en internet que había un librito muy bonito “El Mundo de Sofía”. En el libro, a medida que Sofía profundiza en la filosofía, se enfrenta a preguntas fundamentales sobre la existencia, la realidad, el conocimiento y la ética, un proceso casi igual al mío. 

A partir de ahí, empecé a leer sobre varios filósofos, los más reconocidos como Aristóteles, que el uno o el otro ; en fin, empecé a leer a varios autores y llegué a una filosofía hermosa que es el estoicismo. Es una filosofía para estos tiempos modernos en los que buscamos nuestra paz interior y me enamoró. Empecé a ahondar más en ella y terminé leyendo sobre el budismo, el taoísmo y demás filosofías orientales que nos llevan a conocernos a nosotros mismos. 

No me muevo por religiones ni nada de eso, pero todo lo que lo lleve a uno mismo, a la conexión con los demás, la naturaleza, con nuestro espíritu, me atrae mucho y ha marcado mi camino desde un inicio. 

¿Cuál es la ruta que está haciendo en estos momentos? ¿Por qué la escogió?  

Todo comenzó con un artículo en internet que se llamaba "Los Parques Nacionales Naturales más importantes del País". En el momento que lo leí yo deseaba, tenía muchas ganas de hacer una caminata; no sabía cómo, no sabía dónde, pero yo sabía que quería coger mi mochila y conocer lugares; simplemente hacer algo, no tenía ni idea qué. 

Ya había hecho un primer viajecito que era de Pereira a Bogotá caminando y quedé enamorado. Quedé como "Ah, esto es, esto es". Antes me había ido a la montaña unas cuantas semanas por ahí a acampar, había mochileado ya en bus, en carro, o sea, como me llevaran, pero que fuera gratis. Pero cuando hice esa caminata de Pereira a Bogotá, cuando llegué a Bogotá, yo sabía que quería seguir caminando. 

Posteriormente volví a mi vida normal, a trabajar como técnico de sonido, hacía mis conciertos como independiente, y a finales del año pasado dije: "Bueno, yo no puedo arrancar el año haciendo lo mismo", y yo sabía que quería caminar, quería hacer algo.

"YO SABÍA QUE QUERÍA CAMINAR"

Entonces, me fui una semana de retiro a una finca de una amiga. Entre muchas meditaciones y mucho tiempo en silencio a solas, me llegó este artículo que me iluminó y simplemente pensé: "Colombia, parques nacionales, ¡ah, cruzar Colombia!". Fue como una de esas diosidencias (sucesos que no tienen una explicación razonable). Fue como un tiro que me metieron en la frente con esa idea, me la clavaron. Yo automáticamente sentí ese eureka, como que acabas de descubrir algo. 

Antes de movilizarme toqué la puerta de 3 empresas: Stei, Frisby y por último de una pizzería de Pereira que se llama Pancracio, donde de las tres recibí un apoyo económico único. 

Después de eso, tenía que escoger y planear la ruta. Entonces, cogí inmediatamente el mapa, miré los parques que había y tracé la ruta con la intención de cruzarme toda Colombia, desde Pasto hasta la Sierra Nevada de Santa Marta, que es el último lugar en Colombia más al norte que tiene páramos. Amo los páramos; el tema de la protección, del cuidado del agua me parece brutal. 

¿Cómo fue ese cambio de perspectiva, de estar en una ciudad a estar caminando por toda Colombia? 

El hastío en la ciudad me obligó a movilizarme. En una fiesta, en las relaciones amorosas ya no encontraba satisfacción y no porque nunca lo haya sentido, sino porque quizá busqué tanto e invertí tanto mi placer y ese erotismo en lo material, que llegó un punto en el que la vida me dijo que por acá no es, hasta llegar a un punto donde todo se siente vacío. 

Simplemente dejé de encontrar placer y me replanteé si ese es el sentido de la vida. No sentía dentro de mí que eso fuera la recompensa por estar vivo. 

Me empezó a molestar mucho la ciudad, mucho la gente, el bullicio, todo eso. Gracias a esa inconformidad y ese cansancio con la vida que llevamos en la ciudad, llegué a esto, de buscar tranquilidad en el camino, en la naturaleza, en los pueblos, en mirar un paisaje, un amanecer, un atardecer o verme sentado al lado de la carretera sudado con mi mochila al lado. 

Tomé la mejor decisión que había podido tomar en mi vida, buscar la paz fuera de la ciudad es lo mejor. La gente es diferente, la vida es más lenta, se toma con más tranquilidad. También el respirar aire fresco que no esté cargado de polución, de bulla de la gente; eso es demasiado para mí, me da mucha paz. 

Cuénteme cronológicamente, ¿Cómo ha sido el viaje? 

El 23 de abril, salí de Pasto para dirigirme hacia mi primer objetivo, que fue el Parque Nacional Natural Complejo Volcánico Doña Juana. Luego, me dirigí al segundo, que fue el Parque Nacional Puracé; después, continué con el Nevado del Huila. El cuarto destino fue el Parque Las Hermosas, pero por cuestiones de seguridad, específicamente relacionadas con la guerrilla, tuve que tomar otra opción de páramo que fue el Páramo Las Domínguez, que está relativamente cerca de Palmira. 

El quinto fue el Parque Nacional Natural Los Nevados, ubicado entre Risaralda y Quindío. El sexto fue el Parque Nacional Natural Sumapaz; el séptimo lugar, Parque Nacional Chingaza, y el octavo es el Parque Nacional Natural El Cocuy. Ha sido hermoso poder ver un glaciar y la nieve en este parque nacional. El último será la Sierra Nevada de Santa Marta. 

tengo que recalcar que colombia está llena de lugares mágicos

Tengo que recalcar que Colombia está llena de lugares mágicos. Uno no necesita irse a Francia, ni hasta los Himalayas, ni al Sahara para encontrar un desierto. No, Colombia cuenta con una variedad de terrenos; lo tenemos todo. Es impresionante porque estoy convencido de que es el país más biodiverso que se pueda ver en este mundo. Es impresionante la cantidad de paisajes diferentes y climas que tenemos. 

¿Qué experiencias lo han marcado en todos estos viajes que ha hecho? 

Concretamente, el encuentro que tuve con la guerrilla en el Cauca por los lados de Bolívar, específicamente cerca de un pueblo que se llama San Lorenzo. Ahí me encontré con la guerrilla del ELN. Estuve una horita más o menos retenido por ellos. En ese tiempo, averiguaron todo de mí, tenían mis celulares, leían mis mensajes, observaban las fotografías que había tomado, y paralelo a eso, me iban haciendo la entrevista, llamémosle así, para que ellos averiguaran quién era yo, por qué estaba por ahí caminando, de dónde había sacado la plata, quién era mi familia, en fin, hicieron toda la investigación y al final de ella me dijeron que por ahí no podía seguir caminando, que tendría que coger un carro hasta Bolívar y cambiar totalmente mi ruta. Algo que perdí ahí fue el dron que yo llevaba en ese momento. Me dijeron “Hermano, no te va a pasar nada, te vas a llevar todo, todo va a seguir contigo. Lo único es que el dron se queda con nosotros. Entenderás que es un riesgo para nosotros que alguien tenga un equipo de estos por ahí”. Fueron diplomáticos en todo momento, no hubo violencia. 

Otra experiencia molesta fue de Cali a Palmira que me quedé sin agua. Estaba súper seco, estaba a 2 kilómetros de llegar a Palmira. Estaba en un momento de mucho susto, de tener la boca seca, el cuerpo adolorido por todos lados, llevaba más de 22 kilómetros caminando, ya iba rendido. Era la primera vez que me quedaba sin hidratación. Entonces con mi botella empecé a moverla mientras caminaba para que la gente en los carros la viera. En eso, 10 minutos después, con una pena impresionante, o sea daba lástima verme. Un chico en una moto me vio, fue hasta Palmira, compró agua, se devolvió y me salvó en el momento. Por lo demás, han sido experiencias buenas, me han tratado muy bien y sobre todo en la gente he encontrado mucho cariño y mucho apoyo en el camino. 

¿Qué se viene luego de este viaje? ¿piensa llegar y quedarse quieto o seguir caminando por Colombia? 

Quisiera devolverme en moto y volver a visitar a esas personas que me abrieron las puertas de su casa, los nuevos amigos que conocí y dejé en el camino. Mientras tanto, voy a estar preparando mi próxima travesía. 

Toda esta travesía, más que moverme físicamente, dentro de mí se han movido demasiadas cosas. Pasar por momentos complicados, de estar en peligro, pero también visitar lugares que son una locura y poner a prueba mi capacidad física es lo que hace sentirme vivo. No puedo esperar hacer la siguiente travesía y seguirme moviendo por toda Colombia. 

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