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un ruso a su merced

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Por: Alejandra Méndez Saavedra

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Mikhail Krasnov, también conocido como "el profe" o "el ruso", quien ha sido acusado de ser un holograma; es economista y magister en Sociología, Relaciones Internacionales y en Pedagogía, con doctorado en Sociología Económica y Demográfica; será el nuevo alcalde que dirigirá Tunja, la capital de Boyacá. Con más de 27.000 votos que lo respaldan, el extranjero arrasó con las elecciones del pasado 29 de octubre.

 

El actual alcalde electo de Tunja, llegó a Colombia en el 2008 por medio de un intercambio estudiantil, y después de intermitentes idas y regresos, finalmente decidió quedarse en la tierra que lo acogió, adopto y lo hizo sentir como en casa; se convirtió en profesor de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia,  y a raíz de su descontento con la corrupción que ha frenado el desarrollo regional, decide lanzarse a la política, y ser la voz que represente el descontento de miles de Tunjanos cansados de la política tradicional.  Desde su perspectiva como economista y experiencia académica e internacional, Krasnov le apuesta al desarrollo regional por medio de las exportaciones e importaciones, combatiendo también el robo de los recursos públicos.

Foto: César Melgarejo, El Tiempo

"yo nunca pensé que iba a quedarme"

Llegó a Tunja por un intercambio estudiantil. ¿Qué lo motivó a participar inicialmente en un intercambio estudiantil?

Yo quería conocer la cultura de algún país hispanohablante, quería irme lejos. Yo vivía y estudiaba español y economía en la universidad Humboldt de Berlín, Alemania. Esta universidad tiene convenio con la UPTC que es la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, la universidad distrital aquí en Boyacá. La idea era estudiar español, estar el semestre de intercambio y devolverme; yo nunca pensé que iba a quedarme.

 

¿Por qué Tunja y no otra ciudad? ¿Había más opciones?

En aquella época había otras opciones, recuerdo que era Lima, México, Cuba y Colombia. Yo inicialmente quería irme para Cuba, pero, mucha gente aplicaba a Cuba, entonces yo decidí venirme acá a Colombia. ¿Por qué Tunja? Porque es con la UPTC, era un acuerdo o es un convenio interuniversitario, entonces no podía elegir otra ciudad, puede que en aquel momento hubiera elegido un trigo más caliente, sí, porque como soy europeo, entonces playa, pero me gusta el frio.

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¿Cómo fue su llegada a Tunja?

Llegué a una habitación en arriendo y solo tenía un colchón en el piso, llegué a explorar y dispuesto a conocer.

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¿Cuáles fueron los desafíos más complicados que enfrentó en su intercambio cuando llegó a Tunja?

No, pues me sentí muy bien, me sentí muy a gusto porque yo creo que los rusos nos parecemos un poco a los latinoamericanos, pero, pues, hay cosas que al principio me molestaron muchísimo, como el incumplimiento, la impuntualidad; había vivido en Alemania, entonces, para mí, si concretábamos una cita a las dos, a las dos estaba ahí, puntual, y muchas personas me incumplían mucho, por ejemplo, yo llegaba a una cita puntual y la otra persona no llegaba, y no contestaba el teléfono, el teléfono apagado, pues horrible. Entonces, yo lo tenía una ofensa personal. Pero luego pensé que, pues, o yo me voy a estresar todo el tiempo acá o voy a hacer lo mismo, entonces, pues sí, ahí todo se encajó.

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¿Qué aspectos de la cultura local lo impactaron más y contribuyeron a su decisión de quedarse?

El recibimiento y la cortesía de la gente, llegar a un lugar y ser recibido con mucha amabilidad y cariño, siempre me sentí como en casa.

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Foto: Valentina Matiz Bernal

"siempre me sentí como en casa"

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Foto: Tatiana Niño.

¿Y en qué momento decidió quedarse?

Pues, de gustar, siempre me ha gustado. Lo que pasa es que yo estuve acá un semestre, volví a Alemania y un semestre después volví acá, yo ya sabía que me iba a quedar acá. Siempre me sentí muy a gusto, como en paz, siempre me sentí muy conectado espiritualmente, yo sentí como si hubiera nacido aquí, porque a estas alturas no puedo decir que me quede por esto, o por lo otro. En general, siempre me gusto la vida universitaria, y la vida académica, siempre fue como un lugar seguro para mí, y aquí encontré eso.

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Usted tiene nacionalidad aquí en Colombia ¿Verdad? ¿Cómo fue ese proceso de nacionalidad? ¿En qué momento decidió ser ciudadano colombiano?

Sí, sí tengo la ciudadanía colombiana. Ya estaba claro. Desde que volví estaba claro que quería tener la nacionalidad colombiana, incluso tengo la libreta militar porque así lo exige la constitución, pero hubo un proceso como de unos diez años de residente y luego, pues, a partir de poner la solicitud y hasta recibir la carta de naturaleza también se pasaron dos años y medio.

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¿Qué es lo que más le gusta de Colombia, qué fue lo que lo enamoro de la ciudad?

Sencillamente, me sentí muy a gusto desde el primer día, realmente no puedo explicar que fue lo que me enamoró, no hay ningún detalle en especial, sentí que este era mi ambiente, es una ciudad muy estudiantil, sentí como si yo estuviera destinado a estar acá, cumplo años en mismo día que la ciudad, es como si ya estuviera escrito.

También estuve la semana pasada en Cartagena, entonces, digamos que allá el clima caliente me molestó, entonces, pues creo que el clima de aquí me gusta mucho, también que no es una ciudad ni pequeña ni grande para vivir, entonces, cuando quiero algo nuevo, me siento en un carro o en autobús y en una hora y media estoy en Bogotá.

 

¿Qué diferencias culturales o ajustes ha tenido que hacer desde que decidido quedarse?

Hace dieciséis años cuando llegué, Tunja era muy diferente, por ejemplo, Tunja era una ciudad pequeña, era una ciudad muy provinciana. A mí lo que me gustó fue la conservación de las danzas, que cada persona sabia bailar salsa, sabía bailar vallenato y todo esto, yo pensé, que chévere, eso normalmente con el futuro se va perdiendo. Pero aquí no sucedió tanto, Tunja ahora es una ciudad grande, acá en Tunja, las discotecas, son como más uniformes, la mayoría baila Reggaetón y la música que más se escucha y masiva, pero conservan también los otros géneros. Y como tal, pues, las manifestaciones culturales diferentes, ¿no? Por ejemplo, la Semana Santa, las fiestas de la Virgen, esto se celebra mucho en Tunja, los Nazarenos, no sé, que las familias participen en esto, ha sido un ajuste cultural para mí.

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¿Nunca tuvo barreras con el idioma?

Siempre me desenvolví bien con el idioma porque fui profesor de español, solo me faltaba la fluidez, por eso también la razón del intercambio, pero también sé otros idiomas como ruso, alemán, inglés, polaco y un poco de serbo- croata. Cuando llegue aquí, algunas palabras cambiaban su significado, pero siempre pregunte y nunca fue un problema para mí.

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¿En qué momento decide dejar su vida cotidiana y como profesor en la UPTC para iniciar en el movimiento político?

Yo llevo viviendo en Tunja casi 16 años, soy ciudadano Tunjano, desde hace un tiempo he estado pensando en cómo funciona la política acá en Colombia y no he estado de acuerdo con la politiquería, los supuestos dirigentes se lo toman como un negocio, y son muy corruptos. Gracias a esa política tradicional, Colombia carece de oportunidades de desarrollo. Normalmente los políticos, invierten mucho dinero en campañas, entonces al llegar a algún cargo público tienen que pagar deudas, favores y si es posible, quedarse con las ganancias. Decidí participar en la política porque no estoy de acuerdo con este sistema y lo malo es cuando la corrupción ocupa las mentes de los jóvenes y las universidades.

Reuní 33.000 firmas, pero no podía pagar la póliza de la inscripción del partido independiente que vale 45 millones de pesos, entonces busqué un partido que no estuviera tan desgastado políticamente y ahí llegué al partido Fuerza de la paz.

"ya no me veo en otro lugar"

¿Que desea cambiar de Tunja en su alcaldía? ¿Cuáles son tus mayores propósitos?

Pues uno de los principales es el desarrollo económico mediante la atracción de las inversiones nacionales e internacionales; creando empresa, creando macro proyectos, pero sobre todo creando puestos laborales. También combatir el robo de los recursos ciudadanos.

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¿Viaja seguido a Rusia?

Ya no tanto, es muy caro. Sí me gusta, pero es muy caro; próximamente por temas de la alcaldía no podré viajar por el tiempo que me demanda ir a Rusia, no quiero abandonar mi ciudad.

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¿Cómo ha afectado su decisión de quedarse en temimos personales?

Lo que pasa es que yo antes de venir a Colombia, ya había vivido en Alemania, unos diez años, entonces salí de mi casa bastante joven, para mí estar lejos de mis padres, de mi familia es algo normal y mi felicidad está aquí en Tunja.

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¿Cuáles son sus planes futuros después de la alcaldía, donde visualiza su vejez?

De pronto, en la vejez uno viaja, pero ya no me veo en otro lugar, eso de llegar a un lugar nuevo, con un colchón en el piso, no, ya no más, he empezado varias veces en un nuevo sitio y ya no lo veo viable. Sí o sí mi presente y futuro están aquí.

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¿Qué consejo le daría a otros estudiantes que estén considerando hacer un intercambio y posiblemente quedarse en el extranjero?

Siendo sincero, realmente, es bueno viajar, conocer, porque solamente en un intercambio nace algo nuevo, nace un progreso, ese es el problema de Colombia, que Colombia siempre ha sido muy cerrado hacia los flujos migratorios modernos en comparación con Argentina y otros países de Latinoamérica, entonces, hay un atraso social sobre todo porque nosotros vivimos en la economía del siglo veintiuno, pero la sociedad del siglo dieciocho. ¿Sí? Entonces, pues, sobre todo como saliendo de Bogotá ya todo es diferente. El brote de ideas, el intercambio de nuevas cosas es donde uno nace, es cuando aparece algo nuevo. Entonces, sí, yo aconsejo un intercambio, pero en lo personal, la cosa es ir mirar y volver rápido y ver si uno si se siente cómodo en ese lugar.

Mikhail descubrió en Tunja no solo un lugar seguro, sino el impulso vital que lo conecta profundamente, convirtiéndola en un hogar al que nunca renunciaría. Su amor apasionado por la ciudad y el deseo de potenciar el crecimiento del futuro de jóvenes, emprendedores y trabajadores, le ganaron la confianza a la comunidad local; superando a grandes maquinarias políticas de Colombia, y brindando un mensaje de esperanza a los tunjanos que anhelan una ciudad prestigiosa, desarrollada y tranquila, coincidiendo con su visión de lo que Tunja debería ser.

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